Suscribite Banner

Libra

El placer es aún más profundo que el sufrimiento.
Nietzsche


Se igualan el día y la noche, el Sol entra en Libra. Un signo que nos enseña la profundidad de lo efímero. La elegancia que es una suerte de inteligencia. Los modales que sugieren algo más que buenas –y meras– intenciones. La belleza, tentación superior.

Se asocia este signo al otoño pero en el hemisferio sur coincide con la primavera. Dos estaciones de cambio y renovación. Nuestro desafío consiste en dejar que las cosas florezcan o perezcan, el mismo espectáculo que vemos en la naturaleza. No estancarnos en los errores (todo aquello quedó en Virgo) ni en los rencores (todo eso vendrá en Escorpio). Ahora es tiempo de priorizar la armonía de conjunto. Cosa para nada fácil. Laissez faire, dirían en Francia.

Es el momento de las relaciones. De compartir la magia –lo insólito– de poder estar juntos. Debido a que es un signo cardinal, nos animamos. Pero a ceder, a complementar, a embellecer, porque el planeta que rige es Venus. Por eso las personas de Libra son amables, adaptables, maleables y sutilmente influyentes. También, por exaltación, las influencia Saturno. Planeta del rigor y los límites, que inclina a la diplomacia, la civilidad, la forma y las leyes. Durante la temporada Libra no se trata de conquistar sino de ser conquistados. Nos dejamos llevar por esa suerte de ingenuidad que experimentamos al amar, esa sabia tontería que hace posible nuestra felicidad. Paul Valéry decía que el amor consiste en poder ser tontos juntos.

Nacen bajo este signo personas vinculadas a la belleza, el arte y la moda. Oscar Wilde, Rimbaud, Liszt, John Lennon, Nietzsche, F.S. Fitzgerald, Brigitte Bardot, Monica Bellucci, Catherine Deneuve, Thom Yorke, Luciano Pavarotti, Bryan Ferry. Elegancia, seducción, balance, armonía, estética. Libra tiene la densidad, la sutileza y la estela de un buen perfume. Inmaterial y aérea, su fragancia nos obsesiona.