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Júpiter y Urano en Tauro

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Finalmente, Júpiter alcanzó a Urano, formando una conjunción en el grado 21 del signo de Tauro . Recordemos que las conjunciones de planetas de estas características se van dando gradualmente, de modo que sus efectos suelen sentirse un tiempo antes y, por supuesto, continuar después. Cuando llegan a coincidir en el mismo grado, se dice que la conjunción se perfecciona , lo cual puede coincidir con algún evento significativo en nuestras vidas, al menos, en el sentido representado por el tránsito . Este aspecto refuerza la posibilidad de expandirnos en términos materiales y económicos, por lo general, a través de oportunidades y alternativas sorpresivas, incluso disruptivas. Su influencia promueve el apetito por el riesgo, nos empuja a dar ese salto para renovar nuestras fuentes de recursos. Esta vez, para establecernos de manera diferente, con vínculos, valores y placeres que a partir de hoy tendrán una consistencia inusual, una corporalidad distinta. Más libre, genuina y original.

Quirón en Aries

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Quirón, el sanador herido, atraviesa el fuego primero de Aries. Su sabiduría milenaria combina las dotes mercuriales de naturaleza terrena con las trascendentales luces jupiterinas. Mitad medicinal, mitad filosófica, la influencia dual este centauro, en parte animal, en parte humano, nos impulsa a enfrentar miedos antiguos, carencias que no cicatrizaron y hoy arden más que nunca. ¿Qué debemos comenzar a curar? ¿Qué podemos sanar con fuego? Heridas en el valor, en la autoestima. Heridas en el deseo. Tomemos la iniciativa, cicatricemos. Pero llevemos bien encendidas esas cicatrices, serán nuestras mejores armas.

Temporada Piscis

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El último signo de agua, con sus islas de ensueños y hechizos de náyades. La regencia benévola de Júpiter y Venus en el templo de Neptuno . Los oleajes y los cantos lejanos que cierran la suite planetaria de Holst. Es el final del zodiaco y el caos disolvente se apodera de nuestras vidas. Ondas sutiles, contradicciones tan humanas como angélicas. En la inmensidad, en lo indefinido, cada cual en su océano propio. Descubriendo símbolos de apertura o clausura hacia una empatía infinita. La temporada Piscis es una suerte de Leteo al cual van a parar nuestros olvidos necesarios y secretos. Para que todo vuelva a comenzar purgamos lo arrastrado, lo que queda, en aguas de cierres y conclusiones. Damos pasos ciegos, brazadas en direcciones confusas. Las velas caen y fluimos a través de nuestras fragilidades. En la espera líquida nada empieza ni tiene forma aún. Pero inmersos en la música, la danza, los escenarios imaginados ¿o vividos? y el encanto de los ocasos intuimos tantas historias