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Venus


Afrodita, la belleza, el placer, la paz, las formas, el amor. Quizás Venus no sea la felicidad en sí misma, pero es muy difícil ser felices sin ella. El astrólogo inglés Charles E. O. Carter en su análisis de los aspectos astrológicos advierte que casi siempre la infelicidad está ligada a una Venus natal en malas condiciones y aspectos. Es que Venus quizás tenga poco que ver con la consecución de objetivos y conquistas personales, pero sí demasiado con el buen vivir, la paz personal y cómo nos posicionamos ante la vida desde una perspectiva más amena y placentera. Venus en nuestra carta natal es un órgano de contemplación y receptividad y mucho de la sana aceptación que se necesita ante las injusticias y las tristezas, mucho de la capacidad de asombro y deleite, depende de este planeta. Tener una Venus bien acondicionada en la carta natal es un infalible antídoto estético contra las circunstancias marciales y saturninas de la vida.

Rige dos signos de belleza, Tauro y Libra, en los cuales se halla cómoda, en domicilio. Esto señala que las características de los signos tienen afinidad con el planeta: Tauro y Libra se nutren de la armonía, la belleza y todos sus sucedáneos: bienes, confort, estilo, sensualidad. También es el antiguo regente de Géminis, por lo menos desde una concepción esotérica. Hay un marcado predominio estético en estos tres signos: en Tauro, a través de la sustancia, la tierra y el cuerpo; en Libra por la armonía, el balance y la paz; en Géminis es la oratoria, el pensamiento y la fusión entre los opuestos. Muchos astrólogos creen que en Tauro se expresan mejor las cualidades receptivas y pasivas de Venus, por ser un signo femenino y fijo; en Libra, por el contrario, la modalidad cardinal y su género masculino le dan un perfil más activo y emprendedor. Otro signo asociado a Venus es Piscis, por su exaltación. En Piscis las cualidades venusinas están exacerbadas, por eso para los antiguos Venus no era del todo benéfica, sino una suerte de debilidad, de oro falso, de benéfico menor respecto al benéfico mayor (Júpiter, más asociado a cuestiones divinas y religiosas). La analogía de Venus con Piscis subyace en que la energía venusina corresponde a la unión, la fusión (se la llama "el pegamento del universo"), la entrega, la incondicionalidad, todas características que encontramos en el último signo del zodiaco.

Ptolomeo, por ejemplo, ya advertía que Venus da placer en la parte del cuerpo que corresponde al signo zodiacal en que se encuentra. Más allá de los matices, y que no sólo debe considerarse el signo sino también la casa y los aspectos, es cierto que una Venus en Géminis dará placer a sus nativos a través del intelecto, la mente y las palabras y, en un ámbito más concreto, sus manos y brazos.

Los elementos condicionan mucho a Venus. En tierra sólo en Tauro encuentra su plena expresión, luego en Virgo y Capricornio ya no hay afinidad, por estar en caída en el primer caso y por la regencia saturnina en el segundo. Si bien la tierra aporta sensualidad, materia, confort, estabilidad, todas características necesarias para el desarrollo de este planeta, tiende a generar un exceso de materialismo y codicia que obstaculizan los asuntos del corazón. El aire sofistica a Venus, todo lo que sea creativo, armónico, conceptual y social proviene de sus signos. En Libra aporta buena disposición para las relaciones sentimentales, buen tacto, elegancia, gusto, criterio artístico y pacífico. Con Géminis, la energía venusina se vuelca hacia la comunicación, las palabras y el mundo mental, por Mercurio. En Acuario, por su regencia saturnina/uraniana podemos encontrar límites, extravagancias y obstáculos. El agua, con excepción de Piscis, tampoco es muy afín, porque prevalece el costado emocional y en los signos Escorpio y Cáncer esto suele interferir en el disfrute y la paz. El mundo emocional del agua es demasiado fluctuante e inseguro para las necesidades de este planeta, más asociado al confort, al goce. De cualquier manera en Escorpio se empeora la energía por estar en exilio aquí (es el signo opuesto a Tauro) y en Cáncer se vuelve inestable (por la regencia de la Luna). El fuego no cuenta con ningún signo especialmente relacionado con Venus. Aries es su exilio (por oposición a Libra) y además cae bajo la regencia del planeta opuesto, Marte. Sagitario y Leo si bien tienen regentes benéficos necesitan variedad e inspiración, son demasiado impacientes, inconstantes y aventureros para Venus.

De Venus aprendemos el don de ceder, por eso las personas venusinas son tan agradables, adaptables, maleables y sutilmente influyentes. Cualquier persona que tenga esta energía altamente desarrollada en su carta natal destacará por su belleza y gracias a ella conseguirá (consciente o inconscientemente) notables beneficios. Es necesario ver la correspondencia que existe entre las casas, los signos y los aspectos. Las casas venusinas son la 2 y la 7 y, dejando a un lado las connotaciones maléficas, la 12. Los aspectos más afines a la expresión del planeta son los trígonos y los sextiles, por su armonía y constante fluidez. Venus estará más cómoda cuanto más criterios de estos se cumplan en su posición natal. Por ejemplo, una Venus en Tauro o Libra en casa 2 o 7 recibiendo aspectos de trígonos y sextiles seguramente incrementará las cualidades venusinas (belleza, confort, amor, dinero, estabilidad) en el nativo.

Los venusinos son muy preciados porque armonizan todo lo que los rodea, ya sea ambientes, grupos de trabajo, relaciones personales o sociales. Su estabilidad en amor es asombrosa. Parece mentira cuan difícil es para muchos mantener una relación, y cuan fácil y natural resulta para ellos. Tienen un talento innato para el matrimonio, institución hoy en día en peligro de extinción, pero sin duda sostenida gracias a estos cónyuges seriales. Vivir junto a ellos embellece la vida y son muy atentos a la hora de dar placer y satisfacer las demandas de los demás. Jamás proceden irrespetuosamente o fuera de lugar, tampoco con palabras o acciones violentas. Su necesidad de armonía los vuelve a menudo indolentes frente a las crisis emocionales (de los signos de agua) y esquivos frente a personas violentas o problemáticas (marciales o saturninas), las cuales no dudarían en considerarlos negadores de la realidad. El defecto de los venusinos claramente es su carencia de energía. En pos de la búsqueda constante de armonía, placer y belleza, el cuerpo se achaca y el espíritu se empalaga. Por no confrontar, pierden terreno no sólo en discusiones sino en situaciones importantes. Su vicio de ceder cueste lo que cueste los hace quedar a merced de la voluntad ajena. La falta de decisión es otro punto en contra, ya que siempre están considerando todas las opciones y posibilidades. La mayoría de las veces lo resuelven depositando esta responsabilidad en los otros, por eso tampoco tienen mucha capacidad de mando. Su dependencia a la pareja no siempre les juega a favor, y están dispuestos a renunciar a sus prioridades para mantener a la persona a su lado, lo cual en el tiempo se vuelve perjudicial.

En resumen, los venusinos están muy orientados hacia el otro (pareja, socios, enemigos, juicios ajenos) y el Yo nunca se expresa con claridad en ellos, por lo cual desarrollar este aspecto es una necesidad. La asertividad y la decisión deben trabajarse en pos de obtener una personalidad más firme. Como el planeta opuesto es Marte, muchas características y actividades afines a los signos Aries y Escorpio serán de gran importancia para los venusinos: el deseo, el entusiasmo, el deporte, la disciplina, las acciones, el control, la agresividad, el poder, la autoridad, el ego, la personalidad. Cuanto más se integren estos temas, más se complementará la energía de Venus.