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Bienaventuradas oposiciones



Desafío a los que afirman que San Valentín es una fecha cursi, a tirar la primera piedra si no fueron (si no son) insoportablemente cursis en amor. Paul Valéry decía que amar es ser tontos juntos. Respecto al aspecto comercial, que es cierto, ¿quién de nosotros, alguna vez, no ha gastado mucho más de lo que podía gastar en un obsequio para esa persona amada (quien, quizás, ni siquiera nos correspondía)? Por supuesto que no estoy haciendo una apología de estas inexplicables (por no decir bochornosas) actitudes, simplemente señalar que el amor, casi siempre, conspira contra nuestra inteligencia y sentido común. Así es el temido Cupido desde tiempos inmemoriales.

Pasando al abordaje astrológico, hay cierta controversia respecto a la fecha. Es cierto que Acuario no es el signo del amor por excelencia, más bien lo asociamos a la amistad, a algo más fraternal, grupal, colectivo. Sin embargo, creo que no podemos dejar de advertir que hay mucho de Urano (regente de Acuario) en los enamorados. Por empezar, la ruptura del orden. El amor entra en nuestras vidas como algo que se rompe. Nos enloquece, nos perturba, nos hace dejar de lado las rutinas y las personas cotidianas. Nos sentimos libres, intensos, especiales, eufóricos, furiosos, súbitamente felices. También es eléctrico: su influencia es repentina, nos fulmina. Y además es peligroso, ya que nunca nos deja del todo seguros: es inestable, caprichoso, nunca lo poseemos ni lo entendemos por completo. Todos estos atributos, ¿a qué nos remiten sino al planeta de lo imprevisible, Urano?

Conforme se iba acercando esta fecha, aumentaban los mensajes pidiéndome que escribiera sobre los opuestos. Que, dicho sea de paso, no son tan opuestos. Estos signos reúnen elementos afines y en ello radica su mutua atracción. Aunque suene raro, hay mucho de sextil, este aspecto de características venusinas, en las oposiciones. Veamos, entonces, cómo se relacionan entre sí. Más allá de que para la compatibilidad entre dos personas cuentan, como ya hemos visto en un post anterior, otras variables de importancia.

 Aries /  Libra 

Marte y Venus, sus regentes, se llevan más que bien. Uno es la pasión, el deseo, la iniciativa y el coraje. El otro, la concordia, la diplomacia, la sensualidad y la armonía. Esta pareja tiene el plus de pertenecer al eje de las relaciones, es decir, las casas 1 y 7. Por lo tanto, es difícil que no funcione, a pesar de ser tan distintos en muchos sentidos. Con ellos todo comienza rápido, en un esquema en el que Libra emplea sutiles técnicas de seducción y Aries da el paso, a veces un tanto brutal, hacia la concreción (no menos brutal). El fuego ariano se nutre de ese combustible mental que es el aire, elemento de Libra. Aries es el que actúa, mientras que Libra es el estratega. Aries es el primer cardinal, lo cual da mucha dirección, mando, que es justamente lo que necesita Libra, debido a su innata tendencia reflexiva, saturnina. Pero no lo olvidemos, Libra es también un signo masculino, de elemento masculino (aire) y de modalidad masculina (cardinal): no cederá tan fácil, buscará negociar todo el tiempo, balancear, armonizar. Se trata de dos signos muy pioneros, de dos elementos positivos (aire y fuego), por lo que será una pareja muy activa a nivel mental y con mucha energía física, social y profesional (de hecho, es muy probable que sean socios o emprendan negocios juntos). Les encanta debatir y ambos tienen excelentes dotes políticas, de modo que siempre se encuentran involucrados en proyectos en donde puedan desarrollarlas (sociedades, partidos políticos, etc).

Tauro / Escorpio 

Marte y Venus otra vez, pero en sus versiones nocturnas, femeninas, negativas, receptivas. Esta pareja recuerda en muchos aspectos a la de Aries y Libra, pero la mezcla del agua y la tierra da características más relacionadas con la estabilidad, la solidez, la prudencia y la sensualidad. Escorpio es el signo de la profundidad, del sexo que domina, del control absoluto, de la intensidad emocional, de los cambios transformadores. Tauro es más bien lo contrario, en ellos todo es opulencia: bienes, sensualidad, cuerpo, sustancia, dinero, lentitud, permanencia. El encuentro entre estas dos naturalezas es muy fértil, pero cada uno tiene que aprender mucho del otro. Escorpio, a confiar, a dejar pasar, a no problematizarlo todo, no transformarlo radicalmente todo (todo el tiempo), no quedarse a vivir en el conflicto eterno. Tauro, justamente lo opuesto: a no estancarse, no negar, no aferrarse, no ser reacio a los cambios. Es una pareja en donde lo sexual marca un componente crucial: dos elementos muy sensuales (la tierra y el agua) no funcionarán bien si no hay química a este nivel. La modalidad fija de ambos inclina a la acumulación: juntos buscarán medios para obtener dinero, bienes, confort; lo cual puede obstaculizar el aspecto más alegre y espontáneo de una relación. Fuera de esto, es una pareja que gana mucho a largo plazo, especialmente si ambos logran transformarse y consolidarse a pesar de las no pocas crisis que deberán atravesar.

Géminis / Sagitario 

Mercurio y Júpiter, sus regentes, nos indican que se trata de una relación muy conceptual, mental, filosófica y en la que ambos aprenderán mucho. Aprender y también enseñar, esas son las claves con Géminis y Sagitario. Dos signos masculinos, de elementos masculinos, de modalidad mutable (relacionada con los viajes, los cambios, las ideas). La libertad es un factor fundamental en esta relación, pero también puede ser un peligro. A ambos signos no les gusta estar quietos por mucho tiempo. Géminis es más inquieto y curioso a nivel mental, Sagitario prefiere ponerle el cuerpo a la mente (viajes, excesos, riesgos, oportunidades). Esta pareja casi siempre tiene un costado exótico (en términos de nacionalidad, localidad, idiomas, religiones, raza) pero eso no es un problema sino más bien una atracción, un desafío, un aprendizaje. Hay mucho interés por cuestiones intelectuales y culturales (literatura, cine, arte, música); por lo tanto, suele haber cierta deficiencia en asuntos mundanos o prácticos que pueden dificultar y socavar la estabilidad en el largo plazo. Ambos son muy compinches, divertidos y les encanta bromear, casi siempre con un nivel intelectual muy superior al de los demás signos. El desafío pasa por estimular el costado más estructural de la vida, planificar, proyectar, concretar. Poner límites, orden, constancia, madurez; todas cuestiones afines a la tierra, que es lo que a ambos les falta.

Cáncer / Capricornio 

La Luna y Saturno son, en términos simbólicos, la madre y el padre; lo cual nos orienta acerca de la importancia del hogar y el status social en esta relación. Ambos son signos femeninos, receptivos, pero cardinales. Hay muchos proyectos entre los dos, quizás demasiados. Cáncer aporta el agua: emociones, sensibilidad, cariño, humor, cierta infantilidad. Saturno, la tierra: el rigor, el temple, la contención, la economía, la ley, la vida social y profesional. La inestabilidad lunar canceriana está en las antípodas de la férrea, saturnina, estabilidad capricorniana. Un problema que surge al abordar esta relación es que está el peligro de que los implicados prioricen demasiado la estructura y la familia, perdiendo de vista que una relación, ante todo, se compone de dos. Es normal ver en muchos de estos casos cómo la pareja se esfuerza durante años en la consecución de objetivos que, una vez logrados, terminan (paradójicamente) dinamitando la relación. Tanto empeño familiar en Cancer como profesional en Capricornio es nocivo para las cuestiones venusinas, no en vano ambos signos están en cuadratura a los que conforman el eje de las relaciones: Aries y Libra. Un buen antídoto contra esto es desconectarse a tiempo de las obligaciones (familiares, profesionales) y aprender a disfrutar más juntos, cultivar momentos sin tanta gente alrededor.

Leo / Acuario 

El Sol y Urano. Mucha creatividad, originalidad, en ambos. A los dos les gusta lo distinto, lo distinguido, lo que sale fuera del común denominador. Quizás en Leo esto se exprese más con una veta narcisista, pero es un precio que Acuario no duda en pagar, ya que le fascina todo lo que sea único, creativo, fuera de serie. Sin embargo, no faltarán roces: Acuario, con su necesidad de aire y desconexión, puede herir la constante demanda de atención, no exenta de apropiados (y mejor aún exagerados) elogios (e incluso aplausos e hinchada) que exige Leo. Ambos son optimistas, positivos, espontáneos. Toman el mundo como viene y les cuesta prestarle atención a las cosas más aburridas, prosaicas y poco creativas que tiene la vida (y que, obviamente, son tan necesarias como las demás). Recordemos que juntos conforman el eje de los hobbys, entretenimiento, teatro, juegos, deportes, niños, equipos, metas personales, amigos. Estos asuntos marcarán profundamente a ambos pero, en general, para bien. El desafío para esta relación pasa por dejar que el otro no pierda su personalidad, más bien al contrario: que la encuentre, la perfeccione y pueda enriquecerla en la diversidad. Leo tiene que aprender de Acuario a desprenderse de las mezquindades y el excesivo orgullo. Acuario, por su parte, puede encontrar en Leo a la persona indicada para desarrollar su compromiso y ganar estabilidad en el largo plazo, cosa nada fácil para este signo. Fuera de esto, son dos signos increíblemente compatibles, ya que necesitan sentirse especiales y estar en pareja con alguien a quien puedan admirar y saberse admirados.

Virgo / Piscis 

Mercurio y Júpiter de nuevo, como en Géminis y Sagitario, pero con un agregado: Quirón, relacionado con Virgo, y Neptuno, afín a Piscis. Estos dos últimos planetas inclinan la balanza hacia la espiritualidad, la sanación, el altruismo y el servicio. Se trata de dos signos que marcan puntos de inflexión en el zodiaco. Virgo, el final del ego, el paso previo al encuentro con el otro en Libra. Un signo práctico, ordenado, pulcro, humilde, discreto. Piscis, el final del ciclo zodiacal entero, el paso previo al nuevo renacer en Aries. Un signo más trascendental, místico, soñador y en muchos aspectos caótico. Juntos forman una pareja muy especial, delicada, en la que el eje principal pasa por protegerse mutuamente: Virgo ayuda a Piscis en cuestiones más relacionadas con el orden de la tierra (su elemento): praxis, orden, finanzas, administración, prevención, racionalidad, mesura. Piscis lleva a Virgo a soltarse más, a escapar de su agobiante rutina, lo nutre con las emociones, las fantasías y la magia que brinda su elemento, el agua. El desafío para ellos pasa por ser claros y honestos, ya que ambos son mutables y pueden generarse malentendidos (cuando no traiciones), como así también infligirse heridas colaterales debido a que ven el mundo de manera distinta (Virgo es demasiado crítico, Piscis demasiado iluso). Una buena comunicación es clave, pero también mucho de lo que pasa entre los dos se expresa a través de silencios compartidos. Tienden a recluirse en su burbuja, necesitan buenas dosis de soledad y afinidad en temas espirituales, incluso esotéricos o místicos. Juntos se desenvuelven mejor en ámbitos en donde hay que sanar a otros, cuidarlos, guiarlos, dar una mano y una ilusión. Cada cual sabe ser espiritual a su manera: Piscis al perdonarnos todo (por su compasión) y Virgo al no perdonarnos nada (por su perfección).