Luna en Piscis
La Luna en Piscis, de elemento agua y modalidad mutable, cae tradicionalmente bajo el dominio de Júpiter y, sobre todo, de Neptuno. Como Venus se exalta en Piscis, también incide en sus asuntos. Estos tres planetas combinados dan una buena perspectiva de ella. Júpiter le aporta fe, expansión, confianza. Neptuno, sacrificio, compasión, pero también vaguedad, ilusiones, ensueños. Venus, su empatía, amor y belleza. Es importante que haya, por lo tanto, buenos vínculos entre estos tres planetas y si todos están aspectados entre sí, la carta natal será por cierto muy venusina.
Algo muy común a todas las Lunas en Piscis (aquí aplico mi síntesis virginiana) que me animaría a destacar como su principal característica: son muy influenciables por el entorno. Sobre todo emocionalmente (ya que el planeta en juego es la Luna). Las personas con esta Luna suelen tener una capacidad de absorción asombrosa respecto a los sentimientos y estados de ánimo ajenos, y mediante un proceso sutil que se parece a esos juegos de máscaras que tanto asociamos a Neptuno, los hacen suyos. Hay una especie de mímica involuntaria, de falsificación anímica, de apropiación emocional. Como en astrología la simbología cuenta, señalemos que a la casa 12 (de Piscis y Neptuno) se la asocia con el espionaje y los asuntos secretos. Esa capacidad de ser otros es la que sobresale en las Lunas en Piscis. Vibran con los demás y cuando sintonizan, son una unidad con ellos. Volviendo a la simbología, recordemos que Neptuno es la pérdida del yo: ¿hay algo más Luna en Piscis que ese vacío personal, ese renunciamiento en pos de los demás? De ahí que cuando ejercemos alguna influencia especial sobre una persona con esta Luna (a través de una relación amorosa o una amistad) sus gustos parecen calcados a los nuestros, como así también sus ideas, convicciones, lo que fuere. No podemos hablar de falsedad, no estaríamos entendiendo la energía pisciana. Es la empatía, ese don tan pisciano, que es un paso más allá de la intuición: es intuición con un plus de compasión, unidad, paz superadora y, en definitiva, amor. Y como bien sugería Alan Leo, Neptuno representa el amor más refinado de todos, elevado a niveles tan sutiles que no es fácil de comprender.
Esta particular tendencia a la disolución personal vuelve a los nativos con esta Luna muy propensos a caer en adicciones de todo tipo. No sólo hablamos de adicciones al alcohol y las drogas, que están asociadas a los signos de agua y especialmente a Piscis, sino a un comportamiento adictivo. Se trate de una persona, un hobby, una idea, una causa: el modo pisciano de vincularse es la adicción, producto de una devoción sin límites. No olvidemos que rige Júpiter, un planeta que no limita, más bien exagera. Esto atrae por lo general personas necesitadas de protección o que requieran sanación, ya sea a nivel físico o espiritual. Piscis, al igual que su opuesto Virgo, es un signo servicial. Sin embargo, así como Virgo cumple la función de discriminar (en el buen sentido del término), discernir, sintetizar, analizar; a Piscis le toca la función contraria: absorber, fusionar, integrar, fluir, comprender, perdonar, trascender. Así es como esta Luna necesita necesitados, para utilizar esos dones sanadores que sólo sirven si se entregan a los otros. Poco tiene que ver con el servicio concreto, pragmático, virginiano. Muchas veces este despliegue empático tiene una motivación egoísta, una necesidad de victimización (sea propia o ajena) que hace buscar escenarios y personas con realidades difíciles, marginales, incluso signadas por el aislamiento o la reclusión (tengamos en cuenta que las cárceles, los hospitales y los asilos tienen que ver con Neptuno, la casa 12 y Piscis).
Es la Luna de la fantasía y el arte: Mahler, Poe, Goethe, Stevenson, Leonardo da Vinci, Schubert, Moliere y Klimt, entre muchos otros, tenían Luna en Piscis. Hay mucha simbología, imágenes, percepciones, intuiciones, visiones, todas las herramientas que sirven a la creación de mundos fantásticos. La ficción en Piscis es más emocional que en otros signos. Quizás sólo Cáncer (otro signo de agua) comparta la misma energía, pero está asociada al pasado, a la nostalgia. En esta Luna, en cambio, la imaginación es más exótica y mística. Tienen una especial afinidad con la música y con el cine, ya que necesitan identificarse y expresarse a través del arte y la ficción.
Desde una perspectiva zodiacal, la Luna en Piscis representa finales, cierres de ciclos. Con la Luna en Acuario ya nos hemos desprendido de los deseos del ego (Leo) y ahora en Piscis tenemos que desprendernos de las causas, los grupos, las metas (es decir de Acuario) para dar paso a una perspectiva más espiritual y trascendental. Es entonces cuando el agua mutable de Piscis nos limpia, como un purgatorio en el que redimimos las culpas. Esa capacidad de perdonarlo todo que tienen las personas con Luna en Piscis sin duda tiene que ver con esta instancia final del zodiaco, la necesaria reconciliación con el universo entero, previa a un nuevo inicio individual en Aries.
Recuerdo que mientras le daba los últimos retoques a este artículo, me enteré, nos enteramos, de la muerte de Robin Williams. Inmediatamente me avisaron que su Luna natal era Piscis. Grado 8. Ese día la Luna estaba en Piscis en grado 6. Una conjunción. La Luna en Piscis tiene estas cosas, este simbolismo sutil, esta conexión entre lo individual y lo colectivo. Mientras escribía este artículo sobre la Luna en Piscis, en el cielo la Luna estaba en Piscis y la Luna natal de Robin Williams era Piscis. Un juego de espejos digno de Neptuno. De alguna manera, sin saberlo, estuve toda la tarde escribiendo sobre el actor de La sociedad de los poetas muertos. Vaya este recuerdo para él.