Suscribite Banner

Sol en Aries




...il primo sole è mio;
il primo bacio dell'aprile è mio!

La bohème, Puccini


Los golpes en la cabeza. Las cicatrices en la cara. La fiebre. La risa espontánea. La ira. La sangre. La energía y el entusiasmo. El deporte y la velocidad. El actuar sin pensar. Los riesgos y la aventura. El liderazgo y la decisión. El coraje y la valentía. El color rojo, el fuego, el calor. El amanecer. El rubí. La agresividad y la musculatura. El candor y los caprichos. La tenacidad y el deseo. Las pasiones y las armas. La adrenalina. Los desafíos. Por supuesto, también la guerra.

Todas estas cosas nos remiten al signo cardinal que da comienzo al ciclo zodiacal: Aries.

De energía cardinal y elemento fuego, los arianos se caracterizan por ser los primeros en todo. Tienen una innata habilidad para imponerse en el mundo, habilidad que se corresponde a la de su regente, Marte. Este planeta bélico y agresivo, los dota de una valentía que no tiene igual: los arianos son los soldados del zodiaco. Como en ellos la energía está en expansión, suelen tener actitudes que literalmente atropellan con todo lo que se interponga en su camino.

Los arianos son espontáneos, seguros y competitivos. No soportan recibir órdenes, pero les encanta darlas y tienen poca tolerancia hacia los que no las obedecen. Les encanta ganar y es lo que mejor saben hacer. Esto tiene que ver no sólo con Marte sino con la exaltación en su signo del Sol, astro que se considera el centro de la individualidad, el yo, la energía personal, vital. Por eso las personas con muchos elementos arianos (Marte fuerte, mucha casa 1, Sol angular, o planetas en el signo) deben aprender cualidades de su opuesto, Libra: asociación, reflexión, enfocarse más en el otro que en uno mismo, etc. También de los planetas que rigen Libra, opuestos a su regente, Marte: de Venus, la amabilidad, las formas, la diplomacia y el amor; de Saturno los límites, la disciplina, la seriedad y la constancia.

Llevan también una vida orientada al presente, no se demoran demasiado en el pasado, ni tampoco en el futuro. Comparten afinidad con los otros signos de fuego (Leo y Sagitario), pero sobre todo con los de aire (Géminis, Libra y Acuario). El aire les aporta el combustible intelectual necesario para sus deseos y acciones. La relación entre el aire y el fuego, según los preceptos básicos de la astrología, es positiva y masculina, por lo tanto predominan los aspectos más agresivos, físicos, mentales y creativos. Aries tiene especial predilección por la inteligencia, que es justamente lo que no falta en los signos de aire.

En amor son los que le ponen pasión, valentía, deseo, pimienta, adrenalina y sobre todo buen humor. Son adictos a las bromas, las diversiones y las risas, por lo que no toleran a la gente aburrida o muy seria, poco flexible. Como los niños, suelen ser caprichosos, impulsivos, alegres e inocentes. Esto los lleva a ser un tanto inestables desde una perspectiva más a largo plazo. Se apasionan rápido, pero les cuesta mantener los niveles de intensidad. Son los que toman la iniciativa, los que dan el primer paso en amor. También los que se la juegan, que no es poco. Los arianos no andan con medias tintas, o estás conmigo o no estás, y si te ganas su corazón, te devuelven el doble en nobleza, fidelidad y entrega.

En el aspecto profesional se destacan en aquellos puestos que requieren mando, autoridad, determinación. Los arianos siempre llegan primero a todo, quizás un poco apresuradamente. No importa en qué áreas se desarrollen, los veremos triunfando en ellas. Sea entre los grandes directores de orquesta (Karajan, Toscanini), los deportes y competencias (Ayrton Senna, Maria Sharapova, Garry Kasparov, Harry Houdini), militares y presidentes (Juan Manuel de Rosas, Thomas Jefferson, Rafael Correa), actores y personalidades del espectáculo (Marlon Brando, Keira Knightley, Charlie Chaplin, Emma Watson, Emma Thompson, Quentin Tarantino, Dirk Bogarde) o entre los grandes artistas de todos los tiempos (Baudelaire, Verlaine, Van Gogh, Johann Sebastian Bach, Sergei Rachmaninov).