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Luna Llena en Virgo



La Luna Llena en Virgo ya está entre nosotros. Cada Luna Llena representa un momento de culminación, en el que afloran los frutos de lo sembrado en la última Luna Nueva. Durante este tiempo nos sentimos plenos y se respira en el aire una energía exuberante, además de que los atardeceres cuentan con todo el esplendor de la Luna en el horizonte. Lo lunar tiene que ver con lo emocional, lo nutricio, lo doméstico, lo familiar y lo tradicional. Debemos estar atentos y especialmente sensibles a estas áreas cuando la Luna es la protagonista.

Para entender mejor la influencia de esta Luna Llena, desmenucemos las características de la Luna en Virgo. Se trata de un signo de tierra, mutable, práctico, humilde y muy trabajador. Por ahí va la cosa. Su regente, Mercurio, rige las palabras, las comunicaciones, los negocios, los contactos. La Luna en Virgo necesita tener todo bajo control, ordenado, detallado, catalogado y así hasta el infinito. Por eso, las personas que tienen esta Luna en la carta natal suelen ser algo (mejor dicho, muy) neuróticas, obsesivas y excesivamente críticas. Se refugian emocionalmente en todo lo mercurial pero en su versión más terrena: les gusta escribir, leer, administrar, calcular, ser útiles, eficientes, arreglar o reparar cosas, resumir, economizar, solucionar.

Pero también hay un costado más compasivo, servicial y espiritual en Virgo, relacionado con Quirón, este asteroide que en la mitología representa al centauro herido, maestro filosófico, guía y sanador. Su naturaleza es doble (Mercurio) pero también trascendental (Júpiter), ya que Quirón padecía una herida incurable (que hoy podemos asociar a las enfermedades crónicas) y a pesar (o mejor dicho, a partir) de ella curar y educar a los otros. Es como si esta antigua herida que cada uno de nosotros (en tanto seres mortales) lleva en sí, nos enseñara a desarrollar una visión más sabia, austera y estoica de la vida. No es casualidad que todo esto encierre una analogía con Virgo, signo relacionado con la vara de esculapio y la figura del arcano 9, el ermitaño.

Durante la Luna en Virgo, en líneas generales, priorizamos la salud, el cuidado del cuerpo, la alimentación, el ejercicio físico. Estamos más críticos, porque nuestra sensibilidad a las imperfecciones (tanto ajenas como propias) es alta. Las actividades que requieran mucha precisión y paciencia (calcular, ordenar, limpiar, administrar) se verán beneficiadas. La Luna en Virgo nos vuelve menos dramáticos y expansivos que la Luna en Leo, por lo tanto bajamos a la tierra humilde, a las cosas cotidianas, a la discreción y el servicio a los demás (mozos, enfermeras, médicos, personal doméstico, etc., se relacionan con este signo). Aprovechemos este tránsito para poner todo en regla y manejar con frialdad los números, sin perder de vista que la Luna rige nuestras emociones. Que no nos sorprenda, entonces, si en medio de tantas cuentas nos encontramos con una lágrima, un suspiro o una sonrisa.