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Júpiter en Capricornio


Asistimos, finalmente, a la caída de Júpiter en el signo de Capricornio. Más que una caída, se trata de una escalada. Por las rocosas, frías y ásperas tierras de Saturno.

Con Júpiter en Capricornio las cosas se pondrán difíciles y deberemos forjar una paciencia tenaz. Una fría, sabia y calculada prudencia. O perderemos completamente los estribos. Esta parece ser la dinámica de tal posición planetaria. No en vano la encontramos en varias cartas de lo más inquietantes desde cualquier punto de vista.

El gusto por el éxito y las alturas, una característica tan propia de Capricornio, tiene varias aristas. Comenzando por su elemento, la tierra cardinal, sabemos de la afinidad del signo de la cabra por el mundo material y todo lo que conlleva desenvolverse en él. Conoce sus leyes mejor que nadie, sus reglas, explícitas e implícitas, sus límites, sus tiempos y, sobre todo, su precio.

Es inherente a Capricornio el apetito por la competencia y los logros o goals (Marte se exalta en este signo). Excelentes pilotos de fórmula 1 como Ayrton Senna y Lewis Hamilton nacieron con Júpiter en Capricornio. Pero la ambición puede, por supuesto, canalizarse en el ámbito del poder civil, político, militar, judicial, dirigencial. En todo aquello que es estructural. Eso es, estructuras: gobiernos, estados, administraciones, empresas. Estos son los estratos en los que este Júpiter saturnino sabe cómo triunfar. Incluso de la peor manera. Lo vemos en cartas de políticos envueltos en polémicas y escándalos (Richard Nixon, Margaret Thatcher) y célebres dictadores (Adolf Hitler, Saddam Hussein). Incluso en empresarios de alcance mundial (Walt Disney, Mark Zuckerberg) que han dejado una huella imborrable en la humanidad a lo largo del tiempo (tema capricorniano por excelencia).

Existe también en este Júpiter un tono grave, pesimista y sombrío al mismo tiempo que inspirador, un temperamento melancólico más bien inclinado al arte. Aparece, por ejemplo, en los poetas y escritores llamados malditos, como Arthur Rimbaud y Oscar Wilde, también Albert Camus, muchos de ellos condenados tanto social como judicialmente (es sabido que Júpiter débil o en caída, antiguamente, presagiaba sentencias en contra). Incluso en músicos que alcanzaron lo más alto sorteando enormes limitaciones, como es el caso de Beethoven, escribiendo sus últimos cuartetos en completa sordera.

Júpiter en Capricornio pondrá a prueba nuestra capacidad para lidiar con las responsabilidades. Estaremos en contacto con personas de poder, incluso podemos acceder a cargos que nos presenten oportunidades únicas para hacer reformas de largo alcance, ya sea en nuestra propia vida o, mejor aún, que incidan en un nivel más elevado, social y político. No será fácil pero la pregunta es, ¿somos conscientes de lo que hay en juego? Júpiter bajo el dominio de Saturno nos plantea la necesidad de pensar(nos) más allá, mucho más alto, de lo personal. Es el deber el que nos llama. ¿Estaremos a la altura capriconiana de sus exigencias?