Suscribite Banner

Coronada cuarentena


Hace unos días, una profesora de literatura alemana que tuve en mis años de estudiante publicó en una red social: "Me siento Gustav von Aschenbach. Comentario sólo para entendidos". Nada más cierto para los tiempos que corren. Todo el tema del coronavirus y los países extranjeros venía recordándome la obra de uno de mis escritores preferidos, Thomas Mann y especialmente Muerte en Venecia, llevada al cine por Visconti, de las pocas películas que me gustan, interpretada por un magistral Dirk Bogarde. El leiv motiv del arte y la enfermedad va de Chopin a Proust, de Leopardi al propio Mann, de Kafka a Mahler. En términos astrológicos, este brote de coronavirus tiene como epicentro el eje Virgo/Piscis y el continente de Europa (lleva el nombre Corona) y surge bajo la aflicción del planeta de las fronteras y los viajes: Júpiter en Capricornio. Al margen de estas consideraciones, creo que las medidas de aislamiento que muchos gobiernos están implementando darán sus frutos y nos volverán más conscientes, solidarios, fuertes. Esto puede estar relacionado con el ingreso de Saturno (límites) en Acuario, signo de lo grupal, lo colectivo, lo masivo (recitales, encuentros, marchas, espectáculos, deportes). Al mismo tiempo, implica un trabajo (tópico saturnino por excelencia) en el aspecto humanitario y más comprometido del signo. Como asmático, a lo largo de mi vida aprendí a duras penas a valorar la reclusión. Estuve varias veces al borde de la muerte debido a crisis que se desencadenaron por aventurarme en actividades que para cualquier persona forman parte de su cotidianidad. Aprendes a administrar tus fuerzas, a cuidar tus reservas, a filtrar los momentos, las dosis de alegrías como de tristezas, a desarrollar una tenaz y cortés (muchas veces, incomprendida) paciencia. La cuarentena puede, entonces, ser un campo fértil para el estudio, la reflexión y la observación, aprovechémosla. Este es un momento para cultivarnos, volvernos hacia la vida interior y apreciar no tanto los acontecimientos más bien la imaginación, ese poderoso narcótico creador.