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Júpiter en Acuario

Júpiter, como sabemos, no tiene mucha afinidad con los signos de aire. Este elemento de cualidades intelectuales y asociativas se lleva mejor con la agilidad de Mercurio y la prudencia de Saturno, incluso con la genialidad de Urano. Pero estas afinidades nos dan algunas pistas sobre qué esperar de Júpiter en Acuario. Después de todo, como enseñaban los maestros de la antigüedad –y al contrario de lo que se habla y escribe hoy– los preceptos de la astrología clásica aún son válidos y uno de ellos afirma que un planeta benéfico aún cuando no esté en sus mejores condiciones sigue teniendo una naturaleza benéfica. 

Júpiter en Acuario representa la fe en el futuro, lo cual ya —de antemano— implica algo disonante, diferente. En general, las creencias están fundamentadas en el pasado. Religiones, dogmas, tradiciones, mitos. Todo ello nos remite a un tiempo inmemorial, fundacional, primitivo e inasible. Y, por supuesto, amenazante. Son los dominios de Júpiter. Pero Acuario es otra cosa. Es un signo de visiones, sí, pero no de viejos espectros o deidades ancestrales sino de utopías y tiempos a veces más posibles de lo que creemos.

Júpiter en Acuario nos enseña el valor de tomar atajos extraños, modos y formas de expandirnos que usualmente consideraríamos como muy improbables o incomprensibles, incluso hilarantes. De ahí que la persona con este Júpiter natal se defina en confrontación o, mejor dicho, superación de sus orígenes. Al igual que Leo, Acuario necesita partir de su nido para expresar su individualidad creativamente, pero su rumbo está destinado al encuentro con pares mancomunados en torno a ideales, causas o proyectos de carácter filantrópico o humanitario. Es el Júpiter de Albert Einstein, Marie Curie, Barack Obama, Hedy Lamarr, Karen Carpenter. Personas que dejaron huellas distintivas dando pasos siempre dentro de un marco colectivo, al cual renovaron. En la carta natal, por lo tanto, debe considerarse este Júpiter en diálogo –y mejor aún en recepción– con Saturno y Urano, dos planetas que nos refinan mejor la búsqueda de sus recursos y potencialidades. 

Júpiter en Acuario como tránsito concede oportunidades de crecimiento a través de actividades saturninas y uranianas, que nos llevan por caminos de progreso, a menudo inesperados. Se trata de tiempos para avanzar en conjunto manteniendo la unión en la diversidad. El individuo se siente incluido y no perseguido: a pesar de que los propósitos sean de carácter cooperativo o masivo, se potencian las libertades, se conquistan o defienden derechos, las organizaciones y estructuras se renuevan, los estamentos de la sociedad se flexibilizan dando lugar a lo nuevo.