Júpiter en Géminis
En tiempos de redes sociales consolidadas e incipientes (¿e inquietantes?) avances de la IA, Júpiter, el gran benefactor del zodiaco, llega a Géminis. ¿Casualidad? Puede ser, pero recordemos que las casualidades son su fuerte. Por lo general, la gente tiende a subestimar el poder fortuito de la casualidad, pero Géminis, dada su naturaleza mercurial, sabe que las cosas más inesperadas y hasta insólitas pueden ocurrirle, a su favor. De esto se trata, en gran medida, la energía de Júpiter en Géminis: es el encuentro entre la oportunidad, que es fruto y obra del benéfico mayor, y la propicia audacia mercurial. Cuando semejantes deidades del conocimiento se ponen en contacto, asistimos a la reunión fértil de las preguntas con las respuestas.
Pero pasemos a considerar algunas especificaciones e indagaciones. Júpiter en Géminis se considera en exilio. En astrología, esto quiere decir que su naturaleza expansiva se ve mermada, disminuida, ya que uno de sus domicilios naturales es Sagitario, el signo opuesto al de los gemelos. A priori, entonces, esta condición sería una debilidad, no exenta de ciertos peligros. Tal es así que el astrólogo Morin nos refiere que la muerte del cardenal Richelieu se debió a este debilitado Júpiter Natal, ubicado además en su casa 8, lo que le ocasionó una complicación fatal a raíz de una infección en su brazo (miembro que en astrología médica se asocia con Géminis). Es por ello, que personas con este Júpiter pueden ver transmutadas las mejores cualidades en defectos de la naturaleza del planeta: en vez de generosidad, excesos o mezquindad, en lugar de magnanimidad, soberbia o inseguridad extrema. A nivel físico, se suele relacionar a Júpiter con el hígado y también con la amplitud física, corpulencia, obesidad.
Pasando a sus dones y virtudes, debemos considerar, en primer lugar, su sociedad con Mercurio. Cuando un planeta no se halla en su domicilio, cae bajo el dominio del regente del signo que ocupa. Tal planeta suele llamarse dispositor y en el caso de Géminis y Virgo, es Mercurio. Esto nos indica que las cualidades, eventos o situaciones que simboliza Júpiter, tales como expansión, fe, suerte, crecimiento personal, etcétera, se instrumentarán (y en el mejor de los casos, perfeccionarán) de manera mercurial. La versatilidad y la adaptación del signo de los gemelos, por ejemplo, puede llevar a una persona a cambiar de carrera y ocupación muchas veces, o a dedicarse a varias al mismo tiempo. Este Júpiter lo encontramos en las Cartas Natales de escritores, guionistas, cantantes y poetas, personas que cultivan la palabra, manejan conceptos y destacan en áreas afines (Balzac, Samuel Beckett, Jane Austen, J.K. Rowling, Bjork, entre otros). También en muchos deportistas, especialmente de aquellas disciplinas que requieren gran precisión o el uso hábil y ágil de los brazos y las manos (Juan Martín del Potro, Tom Brady, Muhammad Ali).
Respecto a Júpiter en Géminis como tránsito planetario, ¿qué podemos esperar? En principio, un principio muy mercurial: varias cosas. Un aumento significativo de todo tipo de contactos e información en nuestra vida. Esto es algo para a aprovechar, se abren puertas y chances como por arte de magia... o de casualidad, como ya dijimos. Los signos de aire se ven favorecidos, ya que poseen el don de la palabra y la comunicación, por todos los medios posibles. Se trata de un tránsito adecuado para el estudio y los asuntos vinculados al conocimiento en general. Cursos, carreras, ya sea impartir o recibir clases, talleres de escritura, programación, comercio: cualquier nueva tecnología o skills que podamos aprender gracias a la innata curiosidad mercurial. Géminis es el signo de la multiplicidad, así que seguramente abordemos distintas ramas y rumbos, incluso paralelos, a la vez. La diversificación es un plus del signo, pero tratemos de que no se vuelva contraproducente, ya que existe el peligro de abarcar más de lo que podemos operar.
A nivel personal, este Júpiter nos movilizará la casa de la Carta Natal en la que tenemos a Géminis, por un año aproximadamente. Además, debemos estar atentos a si hace contacto con algún planeta natal. Va a influir también sobre nuestro Mercurio, o mejor dicho, viceversa: es a través de nuestro Mercurio que podemos recibir y dar, en definitiva, encauzar mejor esta energía jupiterina combinada con la mercurial.
Júpiter en Géminis por las Casas
Casa 1: un tiempo de expansión personal, que puede darse en diferentes niveles, físico, intelectual, incluso social. A menudo, este tránsito viene a proveernos bondades compensando pérdidas pasadas, por ejemplo, nos libera de restricciones, antiguas obligaciones, querellas, sanciones. Caso contrario, es momento de ser cautos porque lo que hoy se expande eventualmente tendrá su corrección y retroceso.
Casa 2: los recursos, los valores, las finanzas personales. Este es un tiempo que tiene dos caras, pues se trata de Géminis, claro. Por un lado, contactos y relaciones nuevas pueden favorecernos a nivel económico, ya sea por medio de una sociedad, trabajo o negocio. Por otro, debemos ser prudentes con excesos, ya que se trata de un Júpiter exiliado. Lo mejor es enfocarse en generar diversas fuentes de ingresos.
Casa 3: aquí las prioridades pasan por la comunicación, en sentido amplio. Va desde expresarnos más honestamente a trámites concretos o escritos. Es la casa de la mente, así que mucha actividad intelectual nos puede facilitar las cosas con estudios, cursos, charlas, conferencias. Cuidado con la salud mental, sobre todo, la ansiedad. Es casa de hermanos, vecinos y primos, pueden surgir asuntos con ellos.
Casa 4: el hogar, la familia, el pasado. Las raíces son removidas, aparecen asuntos con bienes inmuebles, mudanzas, cuestiones que tienen que ver con nuestro ámbito privado. La influencia de Júpiter puede otorgarnos cierto aire fresco, necesario para expandirnos en alguna de estas áreas. Incluso puede llegar una oportunidad para radicarnos en el extranjero o por medio de algún familiar que viva en otro país.
Casa 5: romances, aficiones, arte, deportes. Júpiter aquí revoluciona los asuntos del corazón, probablemente incrementando nuestros contactos. Gente nueva que aparece nos despierta del letargo amoroso, se renuevan las ganas de salir, ir al teatro, cualquier excursión o actividad nueva puede ser la piedra de toque para un affair. Asuntos con niños y mascotas también son atendibles. Las especulaciones financieras pueden volverse un problema.
Casa 6: el trabajo, la salud, las rutinas. Un buen momento para chequeos, vida saludable, trabajo en el entorno inmediato. Podríamos expandirnos a través de nuestros colegas, ya sea asociándonos en alguna nueva actividad o por crecimiento personal en la actual, finalmente reconocido. También aquí se ven favorecidas las relaciones con las personas que uno tiene a cargo, ya sea en el plano laboral o personal, por ejemplo, empleados, sirvientes, personal contratado.
Casa 7: sociedades, pareja, contratos, litigios. En esta casa nos vinculamos siempre con un otro, en el mejor y en el peor de los casos. Suele ser un tiempo crucial para establecernos en una relación más formal, ya que se nos exige compromiso. Sin embargo, la dualidad geminiana no es un indicador prometedor en este sentido, dada la necesidad de variedad y flexibilidad. Es importante la comunicación durante este tiempo, puede darle un giro trascendental a cualquier relación si la misma fluye entre las partes. A veces, este tránsito activa un amor o sociedad en el extranjero.
Casa 8: préstamos, herencias, legados, sexualidad. En esta casa vemos el lado B de la vida. Las cosas más oscuras y difíciles suelen guardar relación con ella. Por eso, Júpiter aquí puede aliviar o facilitar algún tema complicado con finanzas compartidas, ya sea con la pareja o con una entidad (bancos, tarjetas). Algún tipo de sucesión puede tener lugar, y financieramente es un momento expansivo pero, en general, a través de otros. La sexualidad se ve incrementada y, por lo mismo, se puede caer en excesos o inconvenientes, por ejemplo, rupturas o infidelidades.
Casa 9: estudios, viajes, creencias, sentido de la vida. En esta casa Júpiter se siente a gusto, por decirlo de alguna manera. Relacionada con nuestras convicciones y aspiraciones, puede inspirarnos a un cambio de rumbo en nuestra carrera académica o incluso laboral, ya que aquí desarrollamos los conocimientos que se ponen a prueba en la casa siguiente. Es un buen momento para instruirse en temas filosóficos o literarios, nos facilita la docencia también, si es que tenemos que incursionar en ella. Los viajes y las personas extranjeras o con autoridad pueden ser una fuente de experiencia para adquirir sabiduría.
Casa 10: la profesión, el status, la posición. En la cima de la Carta Natal, el Mediocielo, comienza esta casa en la que nos definimos socialmente, es la cúspide de la realización personal. En el signo de Géminis, seguramente nuestro valor esté loteado en diferentes campos o rubros, algo vinculado a la comunicación, seguro. Júpiter por esta casa suele traer una promoción laboral o una expansión en este nivel. Es importante mencionar que una cosa es un ascenso y otra la conservación del mismo. Cuanto más conscientes seamos de esto, mejor aprovecharemos esta época de bonanza para hacer previsiones frente a un futuro con perspectivas más austeras y sobrias.
Casa 11: amistades, grupos, causas compartidas. En esta casa social de mucha afinidad con Urano, nos comprometemos con metas colectivas. Clubes, asociaciones políticas, equipos, bandas, corporaciones. Es el resguardo personal en la pertenencia a la manada. Cualquier actividad que fomente nuestra participación activa o comunitaria, nos brindará muchas satisfacciones y despertará en nosotros un genuino compromiso. También existen chances de obtener favores a través de amistades o personas influyentes. Júpiter expande nuestro círculo de conocidos y debemos aprovechar la oportunidad de crecer en conjunto.
Casa 12: espiritualidad, vida interior, altruismo, misticismo. En esta casa de reclusión y soledad, Júpiter viene a ser el bálsamo que nos permite disfrutarlas, encontrarnos con nosotros mismos, redescubrirnos. Es momento de hacernos las grandes preguntas de la vida, de enfrentar los misterios trascendentales. Por eso, podemos entrar en contacto con disciplinas o actividades de orden esotérico o místico, también religiosas o artísticas. En términos más concretos, puede favorecernos con nuestras enfermedades crónicas, también liberarnos de alguna opresión de tiempos pasados. Es un buen tránsito para conectar con las necesidades ajenas desde el lado del servicio, especialmente por medio de la comprensión y la compasión.