Sol en Acuario
La temporada Acuario, la última de aire. La desconexión, la ruptura, el cambio, la superación, la liberación. Todo lo que queremos sostener por nuestro apego egoísta, Acuario nos lo quita. Nos pone en situaciones a veces extremas para que entremos en acción y podamos mejorar nuestra vida con su energía renovadora.
Desde un punto de vista tradicional, Acuario es un signo regido por Saturno y, para la astrología moderna, también por Urano. Los regentes nos informan sobre las energías implicadas en los signos, por eso, es importante conocer su naturaleza. Saturno es el maestro de los límites, los obstáculos, la realidad, la ley y el tiempo. Urano confiere cualidades disruptivas, rasgos de rebeldía, ideas revolucionarias. Este planeta eléctrico se relaciona con la tecnología, los avances y el progreso, también suelen ocurrir accidentes bajo su influencia. No nos olvidemos que además Urano en la mitología es el dios de los cielos; gobierna todas las actividades celestes: aviación, astronomía, astrología, meteorología. Debido a esta combinación saturnina/uraniana, Acuario siempre nos sorprenderá, oscilando entre un comportamiento estructurado y otro desestructurado.
Muchos astrólogos, incluido Alan Leo, consideran a Mercurio (el planeta asociado a la mente) exaltado en Acuario. La velocidad acuariana para captar los conceptos, resolver ecuaciones y solucionar problemas es admirable. Signo de genialidad, innovación, ciencia, música. Un claro ejemplo de esta mezcla de matemática y fantasía la encontramos en Lewis Carroll, el creador de Alicia en el País de las Maravillas.
El plano emocional no es fácil con Acuario. Este signo necesita aire y libertad en sus relaciones y, como ya dijimos, su energía muy ligada a los cambios y giros inesperados condicionan sus posibilidades de estabilidad en el plano afectivo. Por eso, bajo su influencia priorizamos más que nada nuestras amistades. Es una manera de trascender el ego personal (asociado a su signo opuesto, Leo) y evitar así un compromiso más íntimo. La conexión afectiva suele darse a través del estímulo mental. Formamos parejas con personas que hayan sido en primer lugar amigas, o con quienes compartimos intereses particularmente intelectuales, ya que valoramos las ideas y expresamos nuestro afecto a través de ellas.
También la astrología clásica asocia a Acuario y, especialmente, a Urano con la homosexualidad, ya que su energía rige lo extraño, lo excéntrico y todos los asuntos que caen fuera del común denominador. Más apropiado sería decir que Acuario no propicia relaciones dentro de un marco convencional o tradicional. Por eso, los tránsitos de (o hacia) Urano en la carta natal abren la posibilidad de nuevos vínculos, excitantes y renovadores pero de ninguna manera estables en el tiempo. Justamente este es el desafío que toda persona uraniana debe enfrentar: profundizar, estabilizar, comprometer(se). La energía de Saturno en Acuario tiene que ver con esto.
Por lo que a nosotros respecta, tomemos la lección que nos plantea Acuario y tengamos la posibilidad de vivir una experiencia en constante renovación, que nos saque del letargo de la rutina y nos libere de viejas ataduras. Después de todo, es lo que mejor sabe hacer este signo: transformarnos.