Luna en Capricornio

Saturno retrasa, obstaculiza y nos centra con un golpe de realidad que muchas veces se caracteriza por su crudeza. Más que un balde de agua fría, lo que nos cae encima es un balde de tierra fría (ya que el elemento de Capricornio es la tierra, que representa la materia, la realidad, las cosas concretas). Las obligaciones tocan a la puerta. Estamos más atentos a los objetivos, nos volvemos calculadores y estratégicos. Las cuestiones monetarias y de status social se privilegian, por eso pueden surgir asuntos legales o que impliquen contacto con esferas jerárquicas (sobre todo del ámbito gubernamental o dirigencial).
Esta tendencia hacia un materialismo calculado, nos hace descuidar la naturaleza lunar, cuyas necesidades son de orden emocional. Por eso la astrología clásica considera a la Luna en Capricornio como exiliada: se encuentra en su signo opuesto. Por eso, también, se resiente la zona canceriana de nuestra carta natal, y tenemos que prestar especial atención a los planetas alojados ahí y a las casas implicadas.
Otro ejemplo es el caso de Carlos Kleiber, el gran director de orquesta, que tenía su Saturno natal domiciliado y retrógrado en Capricornio, opuesto a su Sol en Cáncer. Pasó por muchas dificultades para ingresar al mundo de la música por ser el hijo del famoso director Erich Kleiber, quien no quería que siguiera sus pasos. Vivió por mucho tiempo a la sombra de su padre, e incluso heredó su repertorio musical, negándose a ampliarlo. Biógrafos de Carlos Kleiber retratan a Erich como un padre ausente, debido a sus viajes y compromisos con orquestas del mundo. Este tema del padre ausente es recurrente en cartas natales saturninas, ya que tradicionalmente se considera a Saturno como la figura del padre en astrología. En resumen, es un buen momento para enfocarnos en nuestras metas, revisarlas, evaluar si realmente tienen forma y realidad. Aprovechemos la lucidez de Saturno pero no dejemos que nos contagie su frialdad, después de todo se trata de un tránsito lunar (afectivo, íntimo).