El último signo de agua, con sus islas de ensueños y hechizos de náyades. La regencia benévola de Júpiter y Venus en el templo de Neptuno . Los oleajes y los cantos lejanos que cierran la suite planetaria de Holst. Es el final del zodiaco y el caos disolvente se apodera de nuestras vidas. Ondas sutiles, contradicciones tan humanas como angélicas. En la inmensidad, en lo indefinido, cada cual en su océano propio. Descubriendo símbolos de apertura o clausura hacia una empatía infinita. La temporada Piscis es una suerte de Leteo al cual van a parar nuestros olvidos necesarios y secretos. Para que todo vuelva a comenzar purgamos lo arrastrado, lo que queda, en aguas de cierres y conclusiones. Damos pasos ciegos, brazadas en direcciones confusas. Las velas caen y fluimos a través de nuestras fragilidades. En la espera líquida nada empieza ni tiene forma aún. Pero inmersos en la música, la danza, los escenarios imaginados ¿o vividos? y el encanto de los ocasos intuimos tantas historias

El tiempo de las armas ha llegado. El guerrero del zodiaco ingresa en su domicilio diurno , en donde, dignificado, será armado y dará inicio a nuevas conquistas. Marte en Aries es una posición fuerte, tanto en el cielo natal como por tránsito. Temperamental e impulsivo, conecta rápido con sus deseos, toma riesgos, lucha con coraje. Atributos todos que nos permiten derribar puertas, propiciar oportunidades, emprender un rumbo distinto.  Las personas con este Marte de nacimiento suelen tener una fuerza y despliegue físico por encima de la media. Incluso si en su carta no prevalece el elemento fuego, la asertividad de sus acciones se notará aún más. Demasiado motor, no para cualquier carrocería. De ahí que pueden reaccionar con excesos temerarios, desbordantes, de una energía que pareciera írseles de las manos. Dicho esto, es una excelente posición planetaria si se ubica en una casa agraciada, ya que provee dotes idóneas para todo tipo de competencias y liderazgos. Ya sea en los deport