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Temporada Aries

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Se terminan las aguas piscianas, los cantos de sirena, los hechizos y los anhelos neptunianos. El Sol comienza un nuevo ciclo zodiacal: ingresa en Aries, signo en el que se exaltan sus mejores cualidades: brillo, carisma, autoestima, candor, entusiasmo, creatividad, impulso, vitalidad. Coincide con el equinoccio, es decir con la llegada de la primavera en el hemisferio Norte, con el otoño en el hemisferio Sur. Dos estaciones que señalan comienzos, sobre todo en el eje de las relaciones (Aries/Libra). Los antiguos consideraban que las personas más prominentes y destinadas a llevar a cabo las grandes hazañas y conquistas de su época nacían bajo este Sol. El mundo era entonces mucho más agresivo y la guerra, especialmente la guerra física y militar, estaba a la orden del día. ¿Y qué mejor signo para guerrear que Aries?  La importancia de Aries recae no sólo en que se trata de la llama primera del zodiaco, y por lo tanto es la semilla que todo lo gesta (la puerta que abre un nuevo año as

Venus en Piscis

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Venus llega a las aguas últimas del zodiaco, al signo en donde todo confluye y los límites se confunden, se desdibujan. La diosa del amor encuentra en Piscis su exaltación, lo cual le confiere fuerza a su influencia. En tanto planeta femenino, húmedo, fértil, que rige la paz, el amor, la belleza, la armonía y la unión, Venus en el signo de Piscis se baña en aguas muy afines a su naturaleza. Su exaltación es, de alguna manera, una suerte de sobredosis. Nada más pisciano que una sobredosis... venusina.  El acorde astral de Venus en Piscis, si trazamos una analogía con la música, suena (con ligeras variaciones) como una Venus en aspecto a Neptuno (la octava superior de Venus) o como una Venus en Casa XII. Es característico el tono cromático, lánguido, errático y soñador (justamente Wagner, principal estandarte del cromatismo, tenía a Venus en el neptuniano grado 29). Las personas con estas Venus se ven siempre implicadas en situaciones difusas, inundadas por sentimientos ambiguos, mucha

Eclipse de Sol

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Los eclipses nunca tuvieron buena fama. Basta con releer textos de astrología clásica para encontrar tremendos vaticinios respecto a ellos. Los antiguos astrólogos temían por el ganado y la pesca (o por el advenimiento de plagas) si el eclipse caía en signos de naturaleza animal (Aries, Tauro, Cáncer, Leo, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Piscis) y por las ciudades y los hombres importantes si sucedía en signos de naturaleza humana (Géminis, Virgo, Libra, Acuario). Se estimaba que los efectos de los eclipses podían durar, por lo menos, seis meses. Hoy la astrología posee un alcance más individual y menos catastrófico. Si bien es cierto que aún hay ramas de ella que estudian la influencia de los eclipses en las cartas astrales de los países, se enfocan menos en los desastres naturales (como era antaño) y más en los cambios estructurales a nivel económico, político y social. Para interpretar un eclipse a nivel personal debemos desmenuzar su simbología partiendo de una serie de cosas:

Marte en Sagitario

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Los cambios están a la vista. Marte en un signo mutable y de fuego, Sagitario . Como ya explicamos en un post anterior, los signos mutables tienen una admirable capacidad de adaptación debido a que su naturaleza es flexible, reflexiva y, por lo tanto, muy humana. No podemos decir lo mismo del elemento fuego, que se relaciona con signos (Aries, Leo, Sagitario), planetas (Marte, Sol, Júpiter) y casas (I, V, IX) de origen animal , por decirlo de alguna manera. Esta suerte de contradicción entre la mutabilidad humana y el fuego animal, también podemos apreciarla en la figura que representa Sagitario: el centauro es mitad hombre, mitad caballo. De ahí que este signo inclina por un lado a la acción, la aventura, los viajes, los excesos y las pasiones; pero por otro a los estudios, las religiones, las leyes, las creencias. Recordemos que Marte, en tanto planeta del deseo, los impulsos y las acciones, está muy relacionado con nuestra vida más bien física, muscular, activa y vital. Es e