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Mostrando las entradas con la etiqueta febrero
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Bienaventuradas oposiciones

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Desafío a los que afirman que San Valentín es una fecha cursi, a tirar la primera piedra si no fueron (si no son) insoportablemente cursis en amor. Paul Valéry decía que amar es ser tontos juntos. Respecto al aspecto comercial, que es cierto, ¿quién de nosotros, alguna vez, no ha gastado mucho más de lo que podía gastar en un obsequio para esa persona amada (quien, quizás, ni siquiera nos correspondía)? Por supuesto que no estoy haciendo una apología de estas inexplicables (por no decir bochornosas) actitudes, simplemente señalar que el amor, casi siempre, conspira contra nuestra inteligencia y sentido común. Así es el temido Cupido desde tiempos inmemoriales. Pasando al abordaje astrológico, hay cierta controversia respecto a la fecha. Es cierto que Acuario no es el signo del amor por excelencia, más bien lo asociamos a la amistad, a algo más fraternal, grupal, colectivo. Sin embargo, creo que no podemos dejar de advertir que hay mucho de Urano (regente de Acuario) en los enamorados

Venus en Capricornio

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La Venus más ambiciosa del zodiaco, Venus en Capricornio. Para comprender mejor su naturaleza es necesario abordar un punto clave de la carta natal, el Mediocielo. Se trata de la posición más elevada de nuestro cielo: el meridiano, el mediodía, el trono celestial y, por supuesto, material. Siempre se relacionó con el status, el honor, la vocación y la profesión. Lo cual, desde tiempos milenarios hasta hoy, plantea la controversia de si su afinidad tiene más que ver con Capricornio o con Leo. Contando desde Aries, el primer signo, a Leo le correspondería la casa 5 y a Capricornio la 10. ¿Por qué, entonces, los astrólogos de la antigüedad consideraban mejor ubicado al Sol en la casa 10, al que llamaban el Sol de los reyes? De hecho, Napoleón y Luis XIV de Francia, entre muchos otros monarcas, nacieron con el Sol elevado en esta casa. La elevación, dignidad planetaria que considera a un planeta con más fuerza y virtud cuanto más elevado esté en la carta natal, ha tenido mucho que ver con

Sol en Aries

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...il primo sole è mio; il primo bacio dell'aprile è mio! La bohème, Puccini Los golpes en la cabeza. Las cicatrices en la cara. La fiebre. La risa espontánea. La ira. La sangre. La energía y el entusiasmo. El deporte y la velocidad. El actuar sin pensar. Los riesgos y la aventura. El liderazgo y la decisión. El coraje y la valentía. El color rojo, el fuego, el calor. El amanecer. El rubí. La agresividad y la musculatura. El candor y los caprichos. La tenacidad y el deseo. Las pasiones y las armas. La adrenalina. Los desafíos. Por supuesto, también la guerra. Todas estas cosas nos remiten al signo cardinal que da comienzo al ciclo zodiacal: Aries. De energía cardinal y elemento fuego, los arianos se caracterizan por ser los primeros en todo. Tienen una innata habilidad para imponerse en el mundo, habilidad que se corresponde a la de su regente, Marte . Este planeta bélico y agresivo, los dota de una valentía que no tiene igual: los arianos son los soldados del zodiaco.

Mercurio en Piscis

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Tradicionalmente, Mercurio se halla en exilio en Piscis. Los principios que rigen a este planeta son el aire, la movilidad, la objetividad, la astucia, el cálculo, el análisis, la información, la discriminación de los datos empíricos, el orden, los conceptos, el lenguaje, la realidad. Piscis es todo lo contrario: la humedad, la emoción, la impresión, la mutabilidad anímica, la volubilidad, la parcialidad, la fusión, los espejismos, las dudas, el caos, la mímica, el histrionismo, la intuición, la sensibilidad extrema, la irrealidad, el escapismo, el silencio, la devoción. Bajo la influencia de Mercurio en Piscis nuestra mente tiende a ser adaptable, cambiante, maleable. Existe una tendencia al aislamiento y los asuntos secretos, por eso, muchas veces se considera una posición astrológica afín a los engaños y las traiciones, incluidos los enemigos ocultos. Los entornos ejercen un poder muy fuerte sobre nosotros y, por lo tanto, es fundamental ser conscientes de esto. Muchas veces,

Compatibilidad astral

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La compatibilidad astral no debe plantearse como una suerte de brebaje mágico capaz de influir en la persona que nos interesa. Lo que sí vamos a notar, a medida que entendamos las zonas de nuestra carta y la del otro, es con qué (a veces asombrosa) exactitud encajan entre sí las partes, como legos diseñados para que hasta un niño pueda encastrarlos fácilmente. Todo lo que nos gusta del otro, todo lo que deseamos, lo llevamos tallado en ese mapa astral que es nuestra carta natal. Por ejemplo, entre el sol en Aries y el ascendente Leo, lo que tenemos es un aspecto que la astrología tradicional llama armónico, un trígono de fuego. Esto a grandes rasgos indica que la personalidad está en concordancia con la individualidad y que (a menos que otros aspectos natales difíciles predominen en la carta) se trata de una persona de acción. Las personas con marcada proporción de fuego en la carta natal (y de hecho el ascendente y el sol, corresponden a dos puntos importantes) tienden a imponer su